La manzanilla es una planta herbácea que pertenece a la familia de las Asteráceas y se ha utilizado desde la antigüedad por sus propiedades medicinales y aromáticas. Su origen se remonta a Europa y Asia occidental, donde crece de forma silvestre en campos y prados.
Históricamente, los antiguos egipcios la utilizaban en rituales y como medicina, mientras que en la Grecia antigua, Hipócrates la recomendaba para tratar diversas afecciones. Los romanos también valoraban la manzanilla, empleándola en sus baños y como remedio para problemas digestivos.
Con el tiempo, su uso se extendió a otros continentes. En América, por ejemplo, fue introducida por los colonizadores europeos, quienes apreciaban sus propiedades calmantes y su agradable aroma. Hoy en día, la manzanilla es conocida en diversas culturas y se utiliza en forma de infusiones, extractos y aceites esenciales, siendo un símbolo de relajación y bienestar en todo el mundo.